Las imágenes son un claro reflejo de la gravedad del hecho: en el basural público de Villa del Totoral, un cargamento de cientos de kilos de cartuchos -la mayoría de ellos usados, pero otros posiblemente cargados todavía con pólvora- fueron incinerados, lanzando a la atmósfera que respiran todos los vecinos una cantidad de elementos tóxicos, de serias implicancias para la salud pública. No solo eso: la quema se realizó en la zona que está rodeada por vegetación autóctona y en plena sequía, con el consiguiente peligro de incendio forestal y pese a todas las prohibiciones existentes. Los cartuchos serían desechos de la intensa actividad de la caza de palomas en campos cercanos, en especial los dedicados al turismo cinegético.

Esta sorprendente situación se reiteró pese a los reclamos que la comisión vecinal Linsacat - Totoral transmitió al cuerpo de bomberos voluntarios de la villa, en particular por la toxicidad del humo que emana de las quemas en el basural, que llega sin ningún freno a toda la población, máxime con los vientos que son habituales en esta parte del año. El jefe de los bomberos, Juan Roy, aclaró que los efectivos de ese cuerpo no podían ingresar al basural cuando se queman cartuchos, ya que existe la seria posibilidad de que muchos no hayan sido utilizados antes de ser arrojados y con ello se convierten en otro peligro adicional por la presencia de pólvora.

En medio de ese cuadro peligroso, la actividad de cirujeo en el basural -incluso, por parte de niños que concurren a buscar elementos y comida entre los residuos- no cesa. Todo da forma a una insostenible situación de riesgo para la vida de esas personas, de amenaza de incendios forestales y de grave contaminación ambiental, sin que las autoridades municipales que tienen plena jurisdicción sobre el basural hayan tomado medidas. A pocos metros de ese lugar, se exitende el trazado que se utilizará el próximo fin de semana en la masiva competencia de ciclismo de montaña "Desafío del Camino Real".